DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
EVOLUCIÓN DEL TAMAÑO DEMOGRÁFICO.
Debido al importante proceso actual de inmigración, en el supuesto muy verosímil de que el modelo de mortalidad de EL EJIDO se mantuviese constante o poco variable en la próxima década, habría que esperar un tamaño demográfico en 2010 comprendido entre setenta y dos y setenta y cinco mil habitantes (Tablas XI y XIV; Figura 9-superior). La tasa anual crecimiento estaría comprendida entre el 3.5% y el 4% que, en cualquier caso, supone un aumento considerable de la población durante el próximo decenio. La evolución del tamaño demográfico afectaría por igual a ambos sexos (Figura 9-inferior). Por un lado, el número de varones aumentaría desde los veintiocho mil existente en 2000 (Tabla IX), a una cifra comprendida entre los cuarenta mil, según la proyección pesimista (Tabla XIV), y más de cuarenta y dos mil, si se cumple la alternativa optimista (Tabla XI).
Paralelamente, el colectivo femenino se incrementaría desde las veinticinco mil mujeres existentes en 2000, a una cifra comprendida entre las treinta y dos y treinta y tres mil, en 2010, según las alternativas pesimista y optimista, respectivamente (ver tablas IX, XI y XIV; y figura 9-inferior).
Si el modelo de migración de EL EJIDO se comporta entre los límites corregidos propuestos a lo largo de los próximos quince años, el tamaño demográfico en 2010 estaría comprendido entre las cifras arriba indicadas, toda vez que el efecto de la fertilidad diferencial no parece ser significativo en los próximos años. En efecto, por un lado, la fecundidad muestra un nivel muy bajo en la actualidad y, además, el tiempo de proyección es muy pequeño, por lo que su efecto sólo se podría apreciar ligeramente en la primera clase de edad. Únicamente se observaría un crecimiento demográfico con una clara divergencia a partir de 2015, pero la fiabilidad de la predicción sería menor (Figura 9-superior). En el caso pesimista, el aumento de la población alcanzaría un punto de inflexión en 2020 y la tendencia del tamaño demográfico iniciaría un retroceso visible en 2025. El descenso del número de habitantes tendría su explicación en las propias condiciones de esta alternativa. Por un lado, el modelo de fecundación se estabilizó en 1915 con unas tasas muy bajas y, por otro, la migración es nula desde igual fecha. Ante semejante perspectiva demográfica, la población alcanzaría un grado de envejecimiento tan elevado que el número de defunciones superaría por primera vez al de nacimientos. El crecimiento natural sería negativo y, siendo los saldos migratorios nulos, el crecimiento absoluto iniciaría inexorablemente un descenso en el número de habitantes.
ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA SEGÚN EL SEXO.
La relación terciaria de sexos (proporción sexual de habitantes en la población) se verá también afectada por la migración en los próximos años. En la actualidad (1-01-2000), la población de EL EJIDO muestra ya, paradójicamente, una excesiva abundancia de varones (111.62 hombres por cada 100 mujeres; Tabla IX), frente a la mayoría de las poblaciones humanas, en las que por lo general predominan las mujeres (95-96%). Es cierto que, en parte, se debe a que la relación secundaria de sexos (tasa de masculinidad al nacimiento) es universalmente favorable a los varones (105-106 nacimientos de niños por cada de 100 de niñas), lo que concuerda con la relación de sexos en la primera clase infantil de El EJIDO (108.77 niños por cada 100 niñas menores de cinco años). Pero también es significativo que la inmigración de la década anterior ha prolongado la masculinidad de esta población hasta los sesenta años, edad en que, debido al fenómeno universal de la supermortalidad masculina, las mujeres comienzan a hacerse mayoritarias (Figura 10-superior). Esta inversión de la relación sexual tan retrasada contrasta con la que tiene lugar en la mayoría de las poblaciones humanas, en las que suele suceder generalmente hacia los 30 años. La mayor concentración de varones tiene lugar a los 35-39 años, en que la tasas de masculinidad roza los 130 hombres por cada cien mujeres. La inmigración de EL EJIDO, en efecto, ha tenido marcado carácter masculino, especialmente en los grupos de edad entre los 20 y los 45 años, como se pone de manifiesto en la estructura por edad y sexo de la población extranjera de EL EJIDO en 2000 (Figura 11). Una consecuencia de este carácter masculino de la inmigración ha sido la forma claramente asimétrica de la pirámide de edad correspondiente al 1 de enero de 2.000 (Figura 6), especialmente si se compara con la notable simetría que mostraba la población, unos tres años y medio antes (Figura 5).
En la población actual, se aprecia una sensible reducción de la tasa de masculina desde el nacimiento ( 108.78) a la senectud (47.06, a los 85-90 años; Tabla IX). Además, la asimetría en la clase adulta es manifiesta, con una notoria proporción favorable a los varones. Esta asimetría, que no se aprecia aún en la pirámide de edad de 1996, resultaba muy pronunciada, por el contrario, en mayo del presente año. El efecto de la inmigración masculina se ha disparado recientemente, debido al elevado número de inscripciones en el censo de origen magrebí, durante el primer trimestre. EL EJIDO, ciertamente, mostraba el 10 de mayo pasado una fuerte asimetría sexual en las clases jóvenes reproductivas (Figura 12). Como consecuencia, la población presentaba una tasa de masculinidad hasta cuatro puntos mayor que la que mostraba apenas cinco meses antes (116.40, frente a 111.62). La proporción de varones es especialmente importante a la edad de los 25-30 años, en que se contabilizan más de 120 hombres por cada 100 mujeres (123.21). Esta relación sexual es sólo comparable, como se ha visto, a la estimada para los quinquenios siguientes. Sin embargo, este acontecimiento demográfico parece puntual y relacionado probablemente con los disturbios sociales registrados unos meses antes, por lo que no debería tener repercusión en la evolución reciente de la población.
Desde el punto de vista evolutivo, la proyección demográfica conlleva un proceso de “masculinización” que, por las razones remarcadas, se aprecia más en la proyección optimista que en la pesimista. Efectivamente, en este caso, la migración se ha reducido moderadamente, en tanto que se mantiene constante hasta 2015, en la pesimista (Figura10-superior). La tasa de masculinidad (tmasc) para el conjunto de la población aumenta desde 111.62, en 2000 a 125.78 y 128.30, en las proyecciones pesimista y optimista de 2010, respectivamente. La masculinidad máxima también se ve incrementada desde 129,89, en los individuos entre 35 y 40 años censados en 2000, hasta 158.04 y 163.90, en los habitantes esperados para la misma clase de edad en las proyecciones pesimista y optimista de 2010, respectivamente. Finalmente (figura 10-superior), se constata un retraso de la inversión sexual hacia los 70-80 años de edad, en cualquiera de las dos proyecciones.
ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA SEGÚN LA EDAD
Por grandes clases de edad, la población juvenil menor de 15 años representaba el 21.05% de la población total, el 1 de enero de 2000, con muy escasa diferencia sexual. Este sector se reparte entre un 6.52% de niños en edad preescolar (menores de 5 años) y un 14.05%, entre los cinco y quince años (grupo de edad escolar). La clase adulta, de edad comprendida entre 15 y 65 años, asciende hasta el 71.27%, esta vez de desigual manera cuando se atiende al sexo: mientras que el 69.63% de las mujeres son adultas, los hombres adultos representa el 72.75% del colectivo masculino. Una vez más se pone de manifiesto el carácter selectivo de la migración para la edad y el sexo. Finalmente, la clase senil representa actualmente el 7.68% de la población total, distribuyéndose también de distinta forma cuando se atiende al sexo. Ahora, sin embargo, mientras que 8.88% de las mujeres que vivían el 1-01-2000 en EL EJIDO tienen más de 65 años, los ancianos bajan su frecuencia hasta el 6.66% (Tabla IX). En esta ocasión, el efecto diferencial se debe al ya comentado fenómeno de la supermortalidad masculina, según el cual, la probabilidad de muerte es siempre superior en los varones. Esta distribución de los habitantes por grandes grupos edad permite inferir un índice de envejecimiento (Ie) actual de 36.46 niños por cada 100 ancianos. Dado el carácter selectivo de la mortalidad y de la migración, la población femenina se muestra notablemente mas envejecida (41.66%) que la masculina (31.68%).
El envejecimiento se debe a un doble proceso que viene de años atrás. Por un lado, la población envejece por la base, debido a la caída de la natalidad y al menor número de nacimientos. Y, por otro, la población envejece por la cúspide, dada la caída de la mortalidad y el consiguiente mayor número de individuos que alcanzan las edades seniles. Así por ejemplo, en 1981, la población de EL EJIDO se caracterizaba por un notable rejuvenecimiento y un Ie dos veces menor que la media nacional y hasta cuatro, respecto a la población de La Alpujarra. A pesar del grado de envejecimiento alcanzado en la actualidad, la población va a continuar este proceso en un futuro inmediato. En efecto, para el 2010 se prevé un Ie comprendido entre 48.57, en la proyección optimista y 50.55, en la pesimista, lo que supone que por primera vez los ancianos superarían en número a los jóvenes (figura 13-superior).
El inevitable envejecimiento de la población a corto plazo se explica por dos circunstancias. De un lado, debido al descenso de la población juvenil, cuya frecuencia bajaría en cinco puntos, hasta situarse en torno al 16.5% (valor máximo en proyección moderada-baja: 16.91%; valor mínimo en proyección moderada-alta: 16.48%). La población preescolar lo haría en un punto, situándose en el 5.5% (valor máximo en proyección moderada-baja: 5.68%; valor mínimo en proyección moderadaalta: 5.27%), como consecuencia de la baja entrada de individuos en la población por natalidad, dado que la fecundidad se mantiene por debajo de 2 hijos por pareja (1.42). El colectivo escolar bajaría su número aún más, hasta cuatro puntos, situándose su frecuencia alrededor del 11% (valor máximo en proyección pesimista: 11.33%; valor mínimo en proyección optimista: 11.17%), porque por el mismo efecto anterior, cada vez entran menos niños en esta clase de edad y, en cambio, se van más al grupo de los adultos. Este envejecimiento por la base es el proceso que explica la forma en “urna” de todas las pirámides de edad de EL EJDO, desde la del padrón de 1996 hasta las de las proyecciones demográficas al 2010.
Pero además, la población senil incrementará su frecuencia en casi un punto, cercano al 8.5% (valor máximo en proyección pesimista: 8.4.91%; valor mínimo en proyección optimista: 8.16%), debido al actual nivel sociosanitario que mantiene la probabilidad de muerte muy baja actualmente. Por otro lado, los adultos también aumentarán su frecuencia durante la próxima década, en unos cuatro puntos, hasta situarse alrededor del 75% (valor máximo en proyección moderada-alto: 75.31%; valor mínimo en proyección moderada-baja: 74.38%). Como el riesgo de muerte de éstos es muy bajo, en su mayoría irán pasando a la clase senil, en los próximos años. Se puede inferir, por lo tanto, que las perspectivas a más largo plazo serían de un mayor envejecimiento.
APROXIMACIÓN AL 2015
Para terminar, a pesar del menor nivel de fiabilidad, pude ser interesante comentar algunos aspectos de la proyección demográfica al 2015 en las dos alternativas extremas, es decir, en las proyecciones pesimistas y optimistas (Tablas XV y XVI y Figura 14). De forma resumida, se podría destacar lo siguiente:
El crecimiento demográfico alcanzaría un tamaño de población comprendido entre los 76.000 y los 88.000 habitantes, aproximadamente.
La forma en “urna” de la pirámide de edad se vería más pronunciada, hasta el punto que la clase de edad más frecuente correspondería a la 35-40 años, en la proyección optimista y 40-45, en la pesimista.
A partir de estas edades, el colectivo de individuos iría disminuyendo hacia la base de la pirámide en cualquier sexo y, de forma ininterrumpida, en la proyección pesimista.
En la proyección optimista, la asimetría de la pirámide de edad se incrementaría muy especialmente en el grupo de jóvenes varones de edad reproductiva.
La tasa global de masculinidad ascendería hasta 136.29 hombres por cada cien mujeres, en la proyección optimista y, en la clase de edad comprendida entre 35 y 40 años, alcanzaría hasta 174.76%.
En cualquiera de las dos hipótesis, la población continuará su proceso de envejecimiento, hasta alcanzar unas tasas de 55.25 y 62.66 ancianos por cada cien niños, en las proyecciones optimista y pesimista, respectivamente.
No obstante, estas últimas predicciones sólo tendrían valor aproximado, de modo que la fiabilidad de los resultados podría alejarse significativamente de las características demográficas que EL EJIDO presente dentro de quince años.